Acerca de Minerva (fragmento)Ruy Pérez Tamayo
Acerca de Minerva (fragmento)

"Una forma un poco más elaborada de postular el “fracaso” de la investigación científica es señalando que, por su misma naturaleza, hay muchas cosas que la ciencia no está capacitada para entender; a continuación se enumeran algunos de estos “misterios”, como el origen del Universo o el sentido de nuestra existencia, o emociones como el goce estético, el amor o el arrepentimiento. En general, la mayoría de tales instancias caen dentro de uno de dos grupos: a) postulados cuya misma realidad no está claramente definida, como podría ser el origen del Universo, ya que nada garantiza que haya tenido un origen, o el sentido de nuestra existencia, ya que pudiera no tener ninguno, y b) conceptos enunciados en un lenguaje que a priori excluye su análisis objetivo al manejar categorías indefinidas, o por lo menos ambiguas, en relación con su esfera de realidad, como en el caso del amor, que todos hemos sentido pero no sabemos ni qué cosa es ni dónde está. El doctor Arturo Rosenblueth solía decir que él se comprometía a realizar un estudio científico de cualquier cosa, siempre y cuando ésta se definiera en términos objetivos; cuando alguna vez le pregunté si podía examinar su propio disfrute de las sonatas de Beethoven, me señaló categóricamente: Defina usted lo que significa el término ‘disfrute’ en lenguaje objetivo y a continuación le describiré un protocolo de investigación científica sobre él. Pero no me pida que haga ciencia sobre una palabra, aunque podría hacerla si considero a la palabra como fenómeno; cuando el significado o contenido de esa palabra también se defina como fenómeno, caerá dentro del universo de la ciencia y podré estudiarlo científicamente.
Finalmente, la forma más común de acusar a la ciencia de haber “fracasado” es señalando su incompetencia para generar un mundo con menos problemas, menos violento y más respetuoso de la vida humana y de la integridad del medio ambiente, menos competitivo y más conducente a la nobleza de los sentimientos y a la elevación del espíritu. Es indudable que el estado actual de la civilización y de las sociedades revela un grado avanzado de deshumanización, que la violencia contra el hombre y la naturaleza aumentan cada día más y que es posible percibir una crisis en los valores humanos caracterizada por un frenético afán de poseer, que sustituye a la aspiración de ser. Pero me parece que esto no tiene que ver nada con la ciencia y sí mucho con la naturaleza humana. No olvidemos que la ciencia es solamente un medio que el hombre usa para obtener conocimientos; los fines a los que estos conocimientos se aplican no están determinados por el instrumento que sirvió para obtenerla. Como el genio que surge de la lámpara cuando Aladino la frota, la ciencia está ahí para cumplir con nuestros deseos, pero no es responsable de ellos. El mismo veneno que sirve para eliminar a las ratas y evitar enfermedades epidémicas de cuya magnitud potencial son testigos silenciosos los millones de seres humanos muertos por ellas a través de la historia, también sirve para envenenar al hombre. Pero la decisión de a quien envenena y destruye no la hace el veneno: la hacemos nosotros. "



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