Calderón (fragmento) "ROSAURA. — No tengo llave de la puerta. ¿Qué te crees, que soy libre? ¿Y crees que si fuese libre estaría aquí? La puerta sólo puede abrirse y cerrarse desde fuera, por si quieres saberlo. PABLO. — ¡Pero es que quiero marcharme! ¡No quiero estar aquí con usted! ROSAURA. — ¿Por qué? ¿Es que te doy miedo? ¿Te doy asco, eh? PABLO. — Oh no, señora. Pero es que no quiero estar aquí con usted. ROSAURA. — ¿Y si fuese más joven y más guapa? PABLO. — Ahora que la miro, veo que es joven, ¡y guapa también! ROSAURA. — ¿Joven? ¡Si podría ser tu madre! ¡Y cómo voy a ser guapa, si me paso aquí el día entero, como una perra bien atada a su perrera! PABLO. — Para mí es usted joven y guapa: pero no quiero… ROSAURA. — Lo sé, lo sé, ¡ya lo he entendido! ¡Pues mejor! ¡Mucho mejor para mí! Y además, ¿no dijiste que quieres pagarme de todos modos? PABLO. — Sí, ¿cuánto le debo? ROSAURA. — Mi precio es de diez pesetas. PABLO. — Aquí están. Tome… Perdone… ROSAURA. — Gracias. ¿Cuántos años tienes? PABLO. — Hoy cumplo dieciséis. ROSAURA. — Ah, es por eso entonces… PABLO. — ¡Sí, esos cobardes! Pero cuando salga ¡se van a enterar! ROSAURA. — ¿Qué piensas hacerles? PABLO. — ¡Romperles la cara, a esos «miembros normales»! ROSAURA. — ¿Por qué los llamas así? PABLO. — No lo entenderías. ROSAURA. — ¡No presumas, ahora! «No lo entenderías»… ¿Quién te has creído que eres? PABLO. — ¡Uno como ellos, desde luego que no! ROSAURA. — No está bien ser distinto de los demás. PABLO. — ¡Todo lo contrario! Es hermoso: ¡y se van a enterar! ROSAURA. — ¿Te trajeron aquí para… desvirgarte? ¿Nunca has estado con una mujer? ¡Ah! ¡Ah! PABLO. — ¡Pschht! ¡Tengo todas las mujeres que quiera! Diez veces más que ellos. Por eso les da rabia, y me gastan estas bromas. ROSAURA. — ¡Diez veces más que ellos! ¡Anda a contárselo a otra! PABLO. — ¡No me tomes el pelo! Todas mis compañeras de colegio están coladas por mí, y los otros chicos me tienen envidia. ROSAURA. — Vamos a ver, señor Don Juan, ¿y por qué todas tus compañeras de colegio iban a estar enamoradas de ti? PABLO. — Porque sí. ROSAURA. — Veamos: ojitos castaños que no están mal. Sabrosos. Mitad rabiosos y mitad dulces. Nariz algo chatilla: no demasiado bonita, pero de forma graciosa. Ni un solo pelo de barba, o apenas un velo sobre los labios. Y los labios de pececillo, con el labio superior carnoso que sobresale hacia fuera. No pareces un señorito, ahora que te miro mejor… Tienes cara de pobre, como los jovencitos que tenemos aquí, en Can Mulet. Sólo que tú te peinas un poco más serio. Que pelillo tan bonito tienes: castaño dorado. Bueno, sí, en fin, puede ser que tus compañeras estén coladas por ti. Pero habrá otros, quizá mejores que tú… ¿Qué tal andas de entrepierna? ¡Ah ah! PABLO. — ¡Es asunto mío! ROSAURA. — ¡Te haces el digno y el ofendido, pero te pones colorado como un crío de diez años! PABLO. — Es que me haces cada pregunta. " epdlp.com |