La posadera (fragmento)Carlo Goldoni
La posadera (fragmento)

"CABALLERO. La verdad es que no se puede discutir por un motivo que menos lo merezca. ¿Una mujer os altera y descompone? ¿Una mujer? ¿Pero qué es lo que estoy oyendo? ¿Una mujer? Desde luego, yo no corro el menor peligro de pelearme con alguien por culpa de una mujer. Jamás las he amado, nunca les he dado aprecio, y siempre he pensado que la mujer es para el hombre una enfermedad insoportable.
MARQUÉS. Pues Mirandolina vale mucho.
CONDE. En eso el señor marqués tiene razón. La patroncita de nuestra posada es verdaderamente agradable.
MARQUÉS. Si yo la amo, podéis estar seguros de que en ella hay algo grande.
CABALLERO. La verdad es que me hacéis reír. ¿Qué puede tener ésa de tan notable que no sea común a las demás mujeres?
MARQUÉS. Tiene unos modales nobles que cautivan.
CONDE. Es hermosa, habla bien, viste limpiamente, tiene un espléndido gusto.
CABALLERO. Todo eso no vale un comino. Hace tres días que estoy en la posada, y no me ha impresionado en absoluto.
CONDE. Fijaos en ella, y seguro que le encontraréis algo grande.
CABALLERO. ¡Ay, qué locura! Me he fijado muy bien en ella. Es una mujer como las otras.
MARQUÉS. No es como las otras, tiene algo distinto. Yo que he conocido a las más altas damas, no he encontrado nunca una mujer que sepa unir, como ésta, la gentileza y el decoro.
CONDE. ¡Pardiez! Estoy acostumbrado desde siempre a tratar con mujeres, y conozco sus defectos y sus puntos débiles. Y sin embargo a ésta, a pesar de mi largo cortejamiento y de los muchos gastos que me ha ocasionado, no he podido tocarle ni un dedo.
CABALLERO. Astucia, astucia refinada. ¡Pobres infelices! ¿La creéis, eh? A mí no me engañaría. ¿Mujeres? ¡Lejos de mí todas ellas!
CONDE. ¿Nunca habéis estado enamorado?
CABALLERO. Nunca, ni lo llegaré a estar. Han revuelto el mundo para darme mujer, y jamás lo he consentido.
MARQUÉS. Pero vos no tenéis familia. ¿No vais a pensar en vuestra sucesión?
CABALLERO. Lo he pensado muchas veces, pero cuando considero que para tener hijos habría de soportar a una mujer, se me pasan enseguida las ganas.
CONDE. ¿Y qué tenéis pensado hacer con vuestras riquezas?
CABALLERO. Disfrutar con mis amigos de lo poco que tengo.
MARQUÉS. Bien, caballero, bien. Lo disfrutaremos.
CONDE. ¿Y para las mujeres no queréis dejar nada?
CABALLERO. Nada de nada. De mí, desde luego, no comen. "



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