El cuerpo en que nací (fragmento)Guadalupe Nettel
El cuerpo en que nací (fragmento)

"En octubre de 1984, mi madre, mi hermano y yo nos fuimos a vivir al sur de Francia. Pasamos casi cinco años en Aix en Provence, una ciudad
con ruinas romanas que conoció su apogeo en el siglo XV, durante la corte del rey René. Aix está llena de vestigios de aquel esplendor remoto. La ciudad es conocida como una de las más burguesas y esnobs de ese país. Sin embargo, a pocos kilómetros del centro, existen también uno o dos barrios considerados de alta delincuencia y fue ahí donde nosotros encontramos una casa.
Aunque no recuerdo nada de la despedida ni del vuelo en avión, tengo muy presente la tarde en que llegamos a Aix. Tras aterrizar en el aeropuerto de Marsella, tomamos un autobús que nos condujo a nuestra nueva ciudad. Esa noche dormimos en un cuarto de hotel en la parte más antigua, ubicada en el centro. Tenía once años recién cumplidos y era la primera vez que iba a Europa. Todo a mi alrededor me parecía inusualmente viejo, deteriorado y distinto. Las ventanas altísimas de nuestra habitación, el calentador de hierro, el baño dividido, la cadena para el retrete (una cadena auténtica con eslabones, no una manija o
botón que presionar junto al tanque de agua), los muebles, las almohadas (una muy larga en forma de salchichón y las otras cuadradas), todo, en pocas palabras, me resultaba sorprendente. Le pregunté a mi madre si nuestra escuela también iba a ser así, pero ella no comprendió a qué me refería. "



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