El oro de Caramablú (fragmento) "Pierre había puesto en venta su cabaña y el terreno aledaño, que consistía en una pequeña franja de dunas y otra de jardín donde crecía cualquier cosa, porque él no sabía de jardinería ni de plantas. Allí medraba lo que resistiera a través de los siglos: el tusílago, la malva (rosada, violeta o casi negra), los girasoles enormes y resplandecientes, y las glicinas moradas que recubrían la mitad del techo. El conjunto era un hervidero silvestre de tanta belleza, que a decir verdad, sólo un hombre soltero podía obsequiarse. Las vecinas que sostuvieran a Pierre a horcajadas sobre sus rodillas, y ahora sus nueras, esbozaban muecas de disgusto porque estaban obligadas a cultivar las verduras y las alubias, y a sacar de la tierra los alimentos para su familia. La vivienda no era en realidad una casa, pues estaba compuesta de pequeños compartimentos imbricados. Tenía una puerta principal con un cerrojo de hierro, que no era la entrada original. Ella daba paso a un recibidor, detrás del cual se entraba a otra antecámara. Sin embargo, el conjunto resistía con firmeza la intemperie. " epdlp.com |