Mejor desaparece (fragmento)Carmen Boullosa
Mejor desaparece (fragmento)

"Oí ruidos en la pared del fondo del cuarto. Era tarde, tan noche que ya casi sería la madrugada.
Yo tenía meses sin poder dormir bien, dando de vueltas entre las sábanas rotas, soñando despierta con atrocidades que en contraste con la basura cotidiana eran dulces porque me distraían de la realidad. Los días se reducían a la nada entre noche y noche pasadas en el esfuerzo inútil de tratar de conciliar el sueño, prendida a aquellas imágenes catastróficas en las que nunca podía prever el final.
Oí ruidos. Me sobresalté, luego me di cuenta de que tenían algo de armónico, algo que los eslabonaba uno con uno. Dejé el astroso colchón y pegué la oreja a la pared para tratar de identificar su procedencia. Ahí, en la oscuridad, casi desnuda, pegada la cara a la pared y el cuerpo al piso, me sumergí en un estado que hasta el momento no podría calificar. El tamborileo provocó la imagen más absurda:
Un hombre caminaba a mi lado. Su lentitud me obligaba a disminuir la marcha. No sé por qué motivo dirigí hacia él la mirada: una mano de mujer estaba detenida a su cuello. En la mano había un anillo, una alianza, y las uñas estaban cuidadosamente limadas y pintadas con un barniz pálido. Sin soltarlo, la mano habló:
“Un hombre caminaba a mi lado —dijo—, su lentitud me obligaba a disminuir la velocidad de la marcha. No sé por qué motivo, dirigí hacia él la mirada. Después, los preceptos y la vida me ataron a él. Morí. Decidí que también ese hecho —tan poco afortunado como los anteriores— me ataría al hombre que por
un movimiento de cabeza había elegido. Él no era nada; por ese motivo, yo tenía derecho a la venganza. Mi muerte sería una soga a su cuello que él nunca percibiría. Incluso pretendería hacer elecciones, poseer manías y caprichos. "



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