Diario de poeta (fragmento)Alfred de Vigny
Diario de poeta (fragmento)

"Los antiguos poseían sobre nosotros la ventaja de no conocer la imprenta.
Esto parecerá singular; pero mi convicción es la de que esta ignorancia, desfavorable para la rapidez de la propagación de las ideas y para su conservación, era favorable para la depuración del gusto y para la elección de las obras maestras. Demóstenes dijo que había copiado por cinco veces, de su puño y letra, las obras de Tucídides. Así, pues, un poeta o un gran escritor tenía a los lectores forzosamente atentos y aplicados a conocer y observar minuciosamente el menor detalle de las bellezas del estilo. Estos lectores elegían las cosas más bellas para multiplicarlas. Estas abejas sólo se posaban sobre las bellas flores; todo el resto era desdeñado, y no creo que fuera muy bueno lo que no ha llegado hasta nosotros.
La elección de los lectores y su atención para no copiar sino las cosas más bellas, probablemente retraían y obligaban a los poetas a no prestar más que sus obras maestras, puesto que sólo se copiaba aquello que agradaba. Es probable que este gusto público, tan fino y tan puro, les proporcionase la firme severidad que tenían por costumbre, y el sentimiento de la unidad en sus obras.
Tal vez Virgilio compuso sátiras; el Sic vos non vobis permite creerlo. Juvenal se abandonó, sin duda, al gran placer de componer versos amorosos e idilios; pero el primero sólo dio a la luz sus Églogas, sus Geórgicas y La Eneida, esta última a su pesar y considerándola imperfecta; y el segundo únicamente divulgó sus sátiras. La pureza de las facciones de Virgilio y la dura severidad del otro semblante se hubieran alterado en virtud de la promiscuación.
Esta elección que hacía el público copista en la antigüedad debemos imitarla nosotros hoy.
El público no está en condiciones de elegir en la actualidad; sería preciso que lo leyera todo, y el mismo tipo de letra emplean los primeros escritores como los últimos; los del arte y los de la especulación. Si se necesita demasiado valor para aquilatar las propias obras, recordemos que Platón escribió tragedias, antes de escribir sus obras filosóficas, y las quemó, prefiriendo ser único y grande, en vez de ser doble y truncado. "



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