El río oscuro (fragmento)Alfredo Varela
El río oscuro (fragmento)

"El sol caía como ardiente lluvia sobre el rancherío, en la silenciosa y adormilada calma del domingo. Nadie había ido al yerbal por la mañana. Pero los habían obligado a arreglar los carros, limpiar las herramientas, emparejar la picada que iba a la Administración y que las últimas lluvias habían llenado de pozos. Así que ahora descansaban, tirados unos sobre los catres, en la penumbra protectora de los ranchos de palmita, y otros tendidos afuera, a la sombra de unos loro negro y maría preta, cambiando frases cortas, con amplias pausas llenas del alarmante zumbido de los bichos.
[...]
Parecía un campamento de moribundos. Por todas partes formas estiradas, cabezas vencidas, ojos cerrados o fijos impávidamente en el cielo claro; y las palabras, arrastrándose como babosas sobre la indiferencia de los hombres extenuados.
[...]
Únicamente los mbarigüis no se sentían contagiados por la modorra de la tarde. Volaban en masa compacta, se cernían sobre las víctimas, elegían su presa para posarse entonces sobre las manos anchas en descanso, o herían las mejillas y las muñecas y hasta los tobillos, para succionar la poca sangre que aún conservaban los hombres cetrinos. "



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