Tierra caliente (fragmento)José Vicente Torrente
Tierra caliente (fragmento)

"El Coronel y el Teniente, mientras ultimaban el negocio, semejaban dos tiburones silenciosos que rondan la presa antes de mellarla a bocados mortales. El Coronel y el Teniente se entendían, que para eso eran cuñados y de la misma cuerda. El Coronel y el Teniente, al despedirse, sacaron a relucir el gesto de dos prácticos que, a ojo de buen cubero, le tomasen la medida del ataúd al Cabo Margarito Céspedes.
A Evangelino Cerezo, barbero, natural de Tabernas del Isuela, provincia de Huesca, y monopolista de los mensajes del Ángel Exterminador, le dio un cólico hepático a consecuencias del disgusto que le proporcionara la entrevista con el Licenciado Rivera, y con la debilidad de la convalecencia, el Ángel Exterminador, que antes se le aparecía después de mil y un esfuerzos y sugestiones, llegó a ser tan constante y puntual en sus comunicaciones como la rueda de las estaciones o el sucederse de los días. Últimamente el barbero pasaba más horas de palique con el Ángel Exterminador que con las hijas o la mujer. El frágil cuerpecillo del rapabarbas se sintió imbuido de una fuerza gigante, y sin medir las consecuencias, Evangelino decidió llevar a la práctica, por su cuenta y riesgo, buena parte del programa cuya aprobación gubernamental estaba todavía pendiente. Los avisos y amenazas de Trinidad Rivera no contaban para nada.
Los Testigos de Jehová, bajo la dirección de Evangelino, se reunían todos los sábados del año para festejar lo que el barbero, en su personal liturgia, llamaba «El gozoso día de la Propincuidad». Ni Evangelino ni ninguno de sus corifeos de secta sabía muy bien lo que quería decir «Propincuidad», y menos aún si los «Propincuos» eran allegados entre sí o con respecto al tan manido Ángel Exterminador. Evangelino se había encontrado con la palabra acuñada por el jamaiquino Luther Evans, fundador y primer explotador de aquella cofradía, y como le gustaba y le sonaba a misterio, la respetó."



El Poder de la Palabra
epdlp.com