Día de fiesta por la tarde (fragmento)Juan de Zabaleta
Día de fiesta por la tarde (fragmento)

"El escudo de armas de los anglos es rosas y leones. El mismo escudo tiene el deleite, holgura y estrago. Placeres hay que acarician; pero entre los placeres, leones que despedazan. Presto se hará esto patente.
Conciertan por el mes de Mayo cinco amigos juntarse en un jardín la tarde de un día de fiesta. Se encarga de un plato para la merienda cada uno, porque no se tienen por vivos los que no echan á perder el tiempo que viven. Llega el día señalado y se juntan junto al jardín todos. Entran, y aquel todo repentino hace á los ojos repentino y sabroso agasajo. Entran á quitarse las capas y espadas en una sala en que hay cosillas, bufetes y pinturas y aligerados ya de alguna parte del peso del adorno van á parar á una fuente que engalana una garrafa de agua que se vierte en una taza de alabastro.
Divídanse en dos por las calles del jardín y el más risueño de todos anda de unos en otros. Quedan los unos en una calle que por una parte es pared cubierta de jazmines y por otra vallado de rosales. Los otros toman por otra calle, que es por una parte pared de naranjos y por otra pretil de murtas. Estando en el embeleso de esta contemplación, se llega el risueño diciendo: Los jardines son lugar de bolear y no de discurrir. Vámonos de aquí.
Fueron andando y salieron á un mismo tiempo con los otros á una calle través á quien tapaban el cielo con otro cielo unos hermosísimos emparrados. Tenían á los dos lados unos escaños de madera teñida de verde. En el de mano derecha estaba sentado un hombre de edad madura, aún más encanecido que viejo, de rostro mal figurado, de aspecto profundo y de silencio misterioso. El hombro era de capa y espada, su vestido de bayeta que, como empezó por Octubre, no podía estar buena por Mayo. La ropilla daba señales de tratada con descuido. En descuidándose la fortuna con el aliño de un hombre, se descuida él con el aliño. Tenía la mano izquierda en la mejilla y en la derecha una hoja de yedra y una rosa. Los ojos tan hacia su pensamiento que aun á los que tenía delante no veía. "



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