La última dicha (fragmento)Guillermo Sautier Casaseca
La última dicha (fragmento)

"Un hombre arrogante, poderoso, que convertía en jardines sus camerinos, que la adornaba con joyas, que la cubría de lujos, ¡y el precio de todo aquello…! ¿Qué hubiera pensado María Rosa…? ¿Qué hubiera podido sentir al verla caer en todos los pecados, en todas las bajezas…?
¿Y de aquel muchacho que la adoraba, que la seguía a todas partes, por el solo placer de verla algún momento? ¿Qué pensaría de él si supiera que su madre había sido capaz de dejarle morir, más aún, de empujarle al suicidio? Jugaba con su amor y con su juventud, sin compasión… Y no se avergonzaba entonces de nada ni nada le hacía bajar la cabeza. Ni siquiera aquella recién casada que fue a rogarle… Se burló de ella y de su amor y hasta hizo unas declaraciones a la Prensa… Aquello motivó la separación de un matrimonio, pero también dio origen a nueva publicidad, a nuevos éxitos de público…
¡Cuánta locura…! ¡Cuánta atrocidad…! Hombres y más hombres en su vida, hombres cargados de malos deseos, de afrentosos pensamientos, que cubrían con galantes palabras, siempre rodeándola, creando a su alrededor una atmósfera de delirio y apasionamiento.
Llegó a creerse el centro del mundo, llegó a creerse superior a todos, y lejos de su vida alguien debía ignorar lo que ella creía sus triunfos para que María Rosa no se avergonzase.
¡María Rosa…! No pensar en ella cuando vio muerto a aquel muchacho… No pensar tampoco en ella cuando los hombres pasaban por su vida, manchándola, empujándola a un abismo sin fin. "



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