La Anomalía (fragmento)Hervé Le Tellier
La Anomalía (fragmento)

"¿Y si tomamos un último café?, dice Victor, y atrae a Anne hacia sí, le acaricia los dedos fríos, la besa con ternura en la boca, que exhala un aroma a tabaco y mentol. Es entonces cuando ocurre. Al principio no es más que un soplo, un efímero remolino de hojas muertas en el suelo. Hay en el aire una nota, muy débil, un fa de contrabajo. El aire vibra, el cielo se vuelve un poco más claro. Una mujer emperifollada que arrastra un cesto de la compra se detiene frente a una librería, un hombre con gabardina pasea a un enorme perro negro, una joven pasa en bici junto a ellos, se detiene, mira algo en su móvil y sonríe. Es un momento apacible, sereno.
El misil está a tan solo un segundo del avión de línea Air France 006 y el tiempo se dilata, se dilata antes de la explosión.
Es difícil describir lo que sucede, no existe en la lengua ninguna palabra precisa para definir esa vibración lenta del mundo, esa pulsación infinitesimal que, a lo largo y ancho del planeta, en el mismo instante, afecta tanto al gato que dormitaba junto a la chimenea en un chalé de Arkansas como al ganso común que atraviesa el cielo de Burdeos, tanto a las cascadas del río Zambeze como a las inmaculadas nieves del Annapurna, al puente de Rialto que cruza el Gran Canal de Venecia y a la autovía congestionada que bordea el barrio de chabolas de Dharavi y a la esponja sucia que hay en un fregadero de Montjoux y a la vieja rueda pinchada en el patio interior de un garaje de Bombay. "



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