Los placeres y los días (fragmento)Alma Guillermoprieto
Los placeres y los días (fragmento)

"Al igual que aquel álbum de los Beatles, el impacto de Buena Vista Social Club comienza en la portada. Lindísima, sorprendente pero no desconcertante, no se parece a ninguna. Las fotos de carátula y contraportada muestran las calles extrañamente solitarias del centro de La Habana: unos cuantos transeúntes pasan al lado de automóviles de otra época, encallados ahora en el presente cubano. Un hombre muy negro, enjuto y entrado en años, se acerca a la cámara sin prestarle ninguna atención. Tiene el atuendo y la actitud del típico chévere (ser jactancioso que se distingue por su habilidad para ganarle al destino). Arruinado pero airoso, su caminar llama respetuosamente la atención a su boina y sus zapatos blancos (no importa que el calzado sea de lona y no de cuero), el cigarro que lleva en perfecto equilibrio entre los labios, y su swing. La fotografía, hermosa en sí misma, nos permite descifrar otro motivo fundamental del éxito del Buena Vista Social Club. Al ver esa imagen nos sorprende y atrapa el corazón la nostalgia por algo que no sabíamos que nos faltaba. Ese algo es Cuba.
Los interesados pueden seguir el desarrollo artístico de la música popular cubana en una compilación de dos discos compactos. En los diez o veinte años que separan al primer disco del segundo, la técnica de los músicos populares cubanos, así como su visión del mundo y de su propia música, evolucionó de lo folklórico a lo cosmopolita. Tocaron las canciones y absorbieron las lecciones del compositor Ernesto Lecuona, quien tenía formación clásica pero también los había escuchado a ellos con minuciosa atención. Viajaron a Nueva York y encontraron la forma de atravesar la barrera del lenguaje. Escucharon jazz e incorporaron su configuración de instrumentos y de arreglos. Por último, en los antros de placer de La Habana, frente a la multitud de parejas que danzaban en un éxtasis casi narcótico, sintieron la dicha de ser grandes entertainers — esa categoría de artista que se dedica a provocar euforia en su público. Los músicos cubanos aprendieron a soñar con ese público tal y como desde entonces nosotros hemos aprendido a soñar con ellos, arrobados y anhelantes. "



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