La playa de los ahogados (fragmento)Domingo Villar
La playa de los ahogados (fragmento)

"Cuando terminaron de cenar y recogieron los platos, Leo Caldas trasladó a la mesa baja la botella y las copas, las llenó de nuevo, y tomó asiento en el sofá, frente a la chimenea encendida que podía estar mirando durante horas. Su padre se acercó a la librería y estuvo unos minutos rebuscando en los estantes, maldiciendo por lo bajo hasta que encontró un pequeño cuaderno apoyado contra la pared del fondo. Tenía las tapas de cartón tan desgastadas que no se adivinaba su color original. Recogió su copa y fue a sentarse a la mesa del comedor. Allí permaneció un rato hojeando el cuaderno.
Cuando Leo se incorporó para servirse más vino, preguntó:
—¿Es el libro de idiotas?
Su padre asintió.
—No sé cómo se habrá acordado tu tío de él. Hace años que no lo abro —dijo mientras pasaba las hojas repletas de nombres, de pedazos de vida asociados a cada uno de ellos.
Luego echó mano de un bolígrafo y dejó abierto el cuaderno por la página donde figuraba la última anotación.
—Era el doctor Apraces, ¿no?
—Sí —confirmó el inspector, y al volverse hacia su padre se encontró con aquellos ojos brillantes que no conocía.
Leo Caldas se tumbó en el sofá y allí permaneció el resto de la noche, sin levantar la vista del fuego para que su padre pudiese llorar cada vaso de vino que bebía. "



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