Luna que hace arder la sangre (fragmento)Jean Toomer
Luna que hace arder la sangre (fragmento)

"Desde el armazón de los muros de piedra, desde los tablones podridos del suelo y las sólidas vigas de roble talladas a mano de la fábrica de algodón anterior a la guerra, llegó el crepúsculo. Desde el crepúsculo llegó la luna llena. Refulgente como un nudo de pino incendiado, iluminaba la gran puerta y lanzaba una suave lluvia de luz sobre las chozas de los negros alineadas a lo largo de la única calle del pueblo fabril. La luna llena sobre la gran puerta era un presagio. Unas mujeres negras improvisaban canciones para romper el hechizo.
Louisa cantaba mientras regresaba de la cocina de los blancos en la cima de la colina. Su piel era del color de las hojas del roble joven en otoño. Sus pechos, firmes y puntiagudos como bellotas maduras. Y su canto poseía el leve murmullo del viento en las higueras. Bob Stone, el hijo menor de la familia para la que trabajaba, la quería. Según el criterio con que la gente considera estas cosas, la había conquistado. A juzgar por el cálido rubor que la invadía al pensar en él, ciertamente la había conquistado. Tom Burwell, a quien todo el pueblo llamaba el Grandullón, también la amaba. Pero al trabajar todo el día en el campo, lejos de ella, no tenía oportunidad de demostrárselo. Aunque más de una tarde lo había intentado. Por lo que fuera, caña nunca prosperaba en su empeño. Fuerte como era con las manos sobre el hacha o el arado, le resultaba difícil abrazarla. O al menos eso pensaba. Pero el hecho era que para los del pueblo fabril Tom la abrazaba con más firmeza de lo que él creía. Cuando pensaba en ellos, la negrura del Gradullón equilibraba y contrapesaba la blancura de Stone. Y su mente vagaba de uno a otro mientras regresaba de la cocina de los blancos en la cima de la colina. Mientras cantaba suavemente a la cara maléfica de la luna llena. "



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