Six femmes, un homme (fragmento)François Hertel
Six femmes, un homme (fragmento)

"La belleza de Lola devenía en una aureola de carácter único e irrepetible, destacando sobremanera la armonía de sus magníficos y ostentosos labios. Bajo su nariz respingona, dos labios carnosos y violentamente rojos no podían opacar la refulgencia de sus ojos castaños, ya fuera que riera o vertiera lágrimas. Unos ojos verdaderamente infantiles, tiernos, ingenuos, embaucadores, sin apenas frente, y una enorme mata de pelo castaño oliváceo que un poco de colorete en las mejillas hacía sobresalir.
El brillo de su extraña belleza era tal que todos los hombres indefectiblemente giraban sobre su propio paso. Igualmente innegable era la hermosura de su esbelto cuerpo, más tendente a lo meramente ostentoso que a la clarividencia de la elegancia, más fuerte de lo que hubiéramos deseado resultaba su seductor atractivo, su naturaleza ardiente como una potrilla de sangre joven. Deambulaba como una reina que deviniera en joven ingenua por mero placer.
Por lo tanto, había conocido a Lola en circunstancias muy especiales. Ella le había caído del cielo en un momento de su vida en el que no estaba profundamente interesado en nada, ni en nadie. En un momento de absoluto tedio había sobrevenido como la más oportuna de las distracciones.
La violenta tentación era más fuerte que su voluntad de hombre obstinado, cerciorándose de su apego hacia aquella joven tan diferente a él. "



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