Cosas pequeñas como esas (fragmento)Claire Keegan
Cosas pequeñas como esas (fragmento)

"Fue un diciembre de cornejas. La gente nunca había visto tantas, reunidas así, en grupos negros, en las afueras de la ciudad, y luego entrando y transitando las calles, ladeando la cabeza y aterrizando, con descaro, donde se les antojara, buscando cosas muertas o zambulléndose, atrevidas, en todo aquello que pareciera comestible a lo largo de los caminos, antes de ir a posarse por la noche en los enormes árboles añosos que había alrededor del convento.
El convento, en la colina que había al otro lado del río, era un lugar de aspecto imponente, con portones negros abiertos de par en par y una multitud de ventanas altas y brillantes, que daban al pueblo. Durante todo el año, el jardín del frente se mantenía cuidado, con el césped cortado, arbustos ornamentales que crecían prolijamente en hileras y los altos setos podados regularmente. A veces, allí se hacían pequeñas fogatas al aire libre cuyo extraño humo verdoso descendía sobre el río y atravesaba el pueblo o iba hacia Waterford, según cómo soplara el viento. El tiempo se había vuelto seco y la gente comentaba la imagen que ofrecía el convento, lo parecido que era a una postal navideña, con los tejos y las encinas cubiertos de escarcha, y cómo los pájaros, por alguna razón, no habían tocado una sola baya de los acebos. "



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