Dos amores "Soñé que me encontraba en una pequeña colina Y a mis pies se extendía la tierra, que se asemejaba a un jardín abandonado que crecía a su antojo, poblado de espinas y flores. Veía lagos que soñaban en negro y sin control; veía pequeñas lilas blancas, sólo unas pocas, y crocusas y violetas púrpuras o pálidas, fritilarias con forma de serpiente apenas vistas entre la alta niebla, y entre pedazos de verde vi ojos azules manchados por la luz de la luna o por las sombras de los caprichosos humores de la naturaleza; y aquí a uno que había bebido del tono transitorio del breve momento de un atardecer; hojas de hierba que en un centener de primaveras las estrellas habían alimentado cuidadosamente. Y bañadas con el aromático perfume de las lilas y los rayos que habían visto tan sólo la gloria de Dios, pues nunca un amanecer apaga el luminoso aire del cielo Más allá, abrupto, se alzaba un muro de piedra cubierto por un musgo de terciopelo; y allí fijé mi mirada durante un largo intervalo, sorprendido al contemplar un lugar tan extraño, tan dulce, tan hermoso. Así estaba, asombrado, cuando a través del jardín apareció un joven; tenía una mano alzada para protegerse del sol, su cabello revuelto por el sol estaba decorado con flores y en su mano llevaba un puñado purpura de uvas gloriosas. Sus ojos eran tan claros como el cristal y tan desnudos como él blanco como la nieve que cubre caminos de montaña nunca hollados por el pie humano, rojos eran sus labios como el vino que salpica un suelo de mármol, su frente calcedonia. Se acercó, con sus amables labios entreabiertos, cogió mi mano, besó mi boca y me dio las uvas para que las comiera. Entonces me dijo: “Dulce amigo, ven conmigo y te enseñare tres sombras del mundo e imágenes de vida. Mira desde el sur como viene el triste espectáculo que nunca tuvo final. Y, ¡oh!, dentro del jardín de mis sueños ví a dos seres caminando en una llanura bañada de luz dorada. Uno parecía feliz, y aparentaba ser hermoso y vital, un dulce cantar salía de sus labios; cantaba de bellas damas y del hermoso amor entre una chica y un chico, sus ojos eran brillantes y entre las espadas danzantes de la ibera dorada sus pies caminaban con placer. En su mano llevaba una flauta de marfil con líneas de oro, que eran como cabellos de doncella, y cantaba con una voz tan melodiosa como la flauta y alrededor de su cuello tres cadenas de rosas tenía, Pero el que era su camarada se acercó por un costado, estaba triste y dulce, y sus grandes ojos eran extraños y llenos de un brillo aterrador, contemplándolo todo con su mirada; y suspiraba repetidas veces tantas que me conmovieron; sus mejillas eran pálidas y blancas como lánguidas lilas, sus labios eran rojos como amapolas, y sus maños estaban ora crispadas en un puño ora abiertas, y su cabeza estaba cubierta por flores de la luna tan pálidas como los labios de la muerte. Vestía una túnica púrpura, cubierta de oro con el dibujo de una gran serpiente cuyo aliente era una llamarada, y cuando le vi sentí una gran pena, y grité: “Dulce joven, dime ¿por qué, triste y suspirando, vagas por estos apacibles lugares? Te lo ruego, dime la verdad, ¿cuál es tu nombre? Él respondió: “Mi nombre es Amor.” Inmediatamente, el primero se dio la vuelta hacia mí y grito: “Está mintiendo, ya que su nombre es Vergüenza, pero yo soy Amor, y yo estaba acostumbrado a estar solo en este bello jardín, hasta que él vino sin ser llamado durante la noche; yo soy el verdadero Amor, yo lleno los corazones de ella y de él con fuego mutuo.” Después suspirando, dijo el otro: “Entonces permíteme que me presente, yo soy el Amor que no se atreve a pronunciar su nombre. " epdlp.com |