MisteriosLouis-Philippe Dalembert
Misterios

"Entonces las muchachas tenían ese olor a luna verde cuando sus piernas desnudas rozaban tu infancia
las muchachas llevaban en su caminar toda la otra parte que te esperaba al extremo del tiempo
era ayer
al darte vuelta sentirías la risa clara de Adelina la hija del pastor que entraba de nuevo entre la noche al llamado de las costumbres acabando de agotar las últimas palabras de tu primo
largo tiempo éste soñó con volver a hallar su palabra dispersa en el claro de luna pero hacia el final no quedaría de ella sino un insípido tartamudeo que brotaba en medio de nuestra infancia tal como géiseres embebidos de rabia vana y de espíritu extinto
entonces las muchachas tenían ese sabor a estrella vedada a tus cabalgatas de pilluelo caribeño
las muchachas madres precoces te acostaban sobre sus senos sin ningún pensamiento hacia las presurosas hormigas que de un lado a otro te atravesaban el cuerpo ni al insomnio que te acompañaría hasta el centro de la noche
el aliento a toronjil de sus faldas se esparcía lascivo sobre las riberas del dormir disputando a los sueños los relieves de tu ebriedad
era ayer
afuera el viento echaba a rodar todos los misterios de las edades venideras el viento afuera azotaba la inocencia y el temor mezclados
y las muchachas habitarán por largo tiempo tu mirada esclusas rebeldes en la corriente de la errancia
era ayer
el olor a café arrojado entre el aire fresco anunciaba siempre el amanecer o la llegada inopinada de un visitante de lejanas suelas las tres gotas vertidas sobre el suelo dibujaban un lenguaje invisible que polvo y pasos borraban por inadvertencia de extraños jeroglíficos conocidos por la sola frenética paciencia de las hormigas negras y enajenadas
las muchachas tú lo sabes en este rumbo de la travesía siempre tendrán ese olor a luna verde y ese sabor a estrella fresca las muchachas nunca perderán su garbo de río que ni siquiera la memoria remonta
entonces los barcos entraban en el puerto gecos* arrastrando su obesidad bajo el sol los barcos entonces volvían a partir con su cargamento de sueños de horizontes y de efluvios inabordables
y tu mirada despojada de tus galopes al final de las edades tu mirada como una larga sirena en los confines del tiempo
de qué eco proviene el recuerdo estorbando el flujo del día
de qué flujo contrario de qué viento agitando a contracorriente estos olores de ninguna otra parte.
largo tiempo impasible el río seguía su trazo por instantes incólume de los desvíos de los encantos secos o profundos según el espesor del capricho o la longitud de sus crecientes retardándose aquí para dejar más a sus anchas a sus brazos revolcándose allí sobre su lecho de guijarros de hojas muertas y de aluviones o acelerando su marcha en el lindero de una cita con la mar
largo tiempo el río no supo nada de su manantial
ni la sorda lucha con la tierra para conducirlo al día
ni las escapadas a las pérfidas caricias de las lagunas
ni las conversaciones con los ríos que le darán su vuelo
ni los escollos de las esclusas
largo tiempo el río no supo nada
oh caminos de ciegas errancias semejantes a aquel de la infancia la avanzada fue de confusión y testarudez en medio de las edades sobre la tierra de los otros la avanzada fue de magia de luz un largo deslumbramiento como el cuerpo de la mujer al amanecer de la vida
oh caminos de ciegas errancias ella fue también de sombra sin fin bajo nuestros pasos ecos de tambores sin ninguna procedencia en medio de la noche sin ninguna salida tampoco el espíritu como agarrado entre un nicho cuando el viento afuera batía la inocencia y el temor mezclados
oh caminos de ciegas errancias ella fue de amargura y de desilusión que nunca sin embargo extinguieron la locura. "



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