Los que susurran (fragmento)Orlando Figes
Los que susurran (fragmento)

"Antonina Golovina tenía ocho años cuando fue deportada, junto con su madre y dos hermanos menores, a una «colonia especial» de exilio penal en la remota región de Altai, en Siberia. Su padre había sido arrestado y sentenciado a tres años en un campo de trabajo por su condición de kulak o campesino rico, durante la colectivización de la aldea del norte de Rusia donde vivían, y desde entonces la familia había perdido su casa, las herramientas agrícolas y el ganado, que pasaron a ser propiedad de la granja colectiva. La madre de Antonina sólo tuvo una hora para empaquetar sus últimas pertenencias antes del largo viaje a Siberia. El hogar en que los Golovin habían vivido durante generaciones fue destruido, y el resto de la familia se dispersó: los hermanos y hermana mayores de Antonina, sus tíos y tías, huyeron en todas direcciones para evitar ser arrestados, pero la policía los atrapó a casi todos y también fueron exiliados a Siberia, o enviados a trabajar a los campos del Gulag, y muchos desaparecieron para siempre.
Antonina pasó tres años en la «colonia especial», un campo de explotación forestal con cinco barracones de madera situados junto a un río, donde fueron alojados mil kulaks con sus familias. Dos de los barracones fueron sepultados por la nieve el primer invierno, y muchos de los prisioneros tuvieron que vivir en hoyos excavados en la tierra helada. No recibían aprovisionamiento, ya que la colonia estaba aislada por la nieve, por lo que la gente tuvo que vivir de los alimentos que habían traído de sus granjas. Murieron tantos de hambre, de frío y de tifus, que muchos no pudieron ser sepultados; sus cadáveres fueron apilados al aire libre para que se congelaran hasta que llegara la primavera, cuando por fin los arrojaron a las aguas del río. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com