Chuquicamata, estado yankee (fragmento)Ricardo Latcham
Chuquicamata, estado yankee (fragmento)

"Durante el día un sol abrasador; un viento cálido arrastrador de nubes de finísima arena que entra a los ojos, los oídos, las narices y la boca del viajero; la titilante refracción del suelo, que hace vibrar las capas atmosféricas en contacto con su superficie, mortifican y engañan la vista con repentinos mirajes de verdes campos y frescos manantiales inexistente, son algunas de las molestias que soporta el viajero que cruza la árida y vasta ondulación del desierto.
No se ve un árbol que brinde la pompa de su follaje, ni siquiera una raquítica maleza que decore la inacabable y desolada planicie sinuosa. Ni un rancho ni un ánima animan con una impresión de vida la soledad rescaldada. No hay un pájaro en el cielo tórrido, que abruma con su indiferencia sobre las rocas barnizadas de sol.
Ni agua ni verdura, tan sólo hay piedra y arena. Arena por todas partes y a lo lejos, cordones de cerros bajos, quebradas llenas de guijarros redondeados, silenciosos testigos de corrientes remotas que, en lejanas edades, vertían el vital elemento por estos cauces desecados que, por siglos y siglos, aguardan con angustia la liberación del agua viva. "



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