Casos de pruebas circunstanciales (fragmento)Janet Lewis
Casos de pruebas circunstanciales (fragmento)

"Hasta esa misma mañana, Bertrande no había cruzado palabra en la vida con Martin, aunque lo había visto a menudo. De hecho, no se había enterado de que se había concertado el matrimonio hasta la víspera por la tarde. Esa mañana, se había arrodillado con Martin ante el padre de éste y luego, luciendo gallardamente una capa roja nueva, había caminado a su lado por la nieve, acompañada de numerosos amigos y parientes, y al compás de los violines, hasta la iglesia de Artigue, donde había tenido lugar la ceremonia. Le había parecido un asunto tan serio como la primera comunión.
Después, siempre con la música de los violines, que sonaba diáfana y penetrante en el aire frío, había vuelto a la casa de su marido, donde un enorme fuego de troncos de roble aderezados con sarmientos rugía en la gran chimenea, y donde se habían instalado en la cocina, principal habitación de la casa, improvisadas mesas con tablones largos sobre caballetes. Sobre el suelo de piedra se habían esparcido ramas recién cortadas de hoja perenne. Los lados y los fondos de las cacerolas de cobre despedían destellos rojizos con el reflejo de las llamas y el aire estaba impregnado del buen aroma de la carne asada y del vino recién escanciado. Bajo los pies, la nieve de los zuecos se derretía y se perdía entre las ramas pisoteadas. Un tufo a humanidad y a lana húmeda se entreveraba con los olores de la comida, y la conversación en la estancia resultaba increíblemente ruidosa.
Era un acontecimiento alegre, al igual que importante. Todo el mundo se mostraba intensamente jubiloso, pero nadie le hacía mucho caso a la pequeña novia. Después de los primeros abrazos y enhorabuenas, se sentó a la mesa larga al lado de su madre y se comió lo que ésta le sirvió de las grandes fuentes. Cada tanto, la mujer le pasaba afectuosamente el brazo por encima de los hombros y la estrechaba un momento contra su pecho, con orgullo y tranquilizadoramente. "



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