Isadora Duncan baila "En un café de París, y un soldado arroja la primera granada del catorce. Aún se disputan la Tierra los hombres, y renacen Sordos clamores imperiales. Con buen ojo el fabricante arroja al mercado soldados de plomo, y el cielo se puebla de pájaros extraños, y se incendia el mar en artificios. En Siberia cae la nieve sobre los zares, y el mundo se asombra en los periódicos, y las dueñas de casa recuerdan a Penélope. Los hijos de Isadora van por el Sena durmiendo, y ella recuerda a su madre que naufraga en las artesas de algún suburbio de Nueva York. Isadora danza descalza con el último príncipe de Italia. Isadora baila con el pueblo, y el pobre señor Singer, amo de sastres y modistas, rompe nuevamente los cristales de su casa y los invitados huyen despavoridos al aeropuerto. El hombre admite en los estrados que la paz es negociable. Pero ya la Tierra echó a rodar su cauce decidido. Ya la rueda enzarza el cuello majestuoso de Isadora: el último galán ya se la lleva, y le ha puesto rojo beso en la bufanda. Allá va gloriosa la granada a socavar la arena. A Isadora la esperan sus hijos en el Sena; los muertos de la guerra; Esenin, el poeta. Allá Nueva York erige sus piedras entre heráldicas humaredas. Pero Isadora baila en las trincheras, ¡Isadora Duncan está danzando por toda la tierra! " epdlp.com |