El arrecife del escorpión (fragmento)Charles Williams
El arrecife del escorpión (fragmento)

"Tenía algo de fantasmal. El piloto y los dos marineros de primera que componían el destacamento de abordaje se miraron, incapaces de creer lo que veían.
No había señales de violencia ni de enfermedad a bordo y el Golfo había estado de un humor benigno durante las últimas semanas. Las velas estaban desplegadas y aspiraban suavemente la brisa de la puesta de sol; la caña del timón estaba amarrada y el barco se deslizaba con serena determinación rumbo al sudeste, hacia el estrecho de Yucatán. El chinchorro seguía en su sitio, encima de la cabina, y todo estaba en perfecto orden, salvo que no había ni un alma a bordo. El barco estaba tan misteriosamente desierto como la Mary Celeste.
Había provisiones y agua. Las dos literas estaban hechas y la cabina barrida. Pantalones vaqueros y algunos restos de equipo para mal tiempo colgaban de los mamparos; en una de las literas hallaron el sostén de un bañador femenino. Y, sutil por debajo de los olores inmemoriales del agua salada y la sentina, se sentía aún en la cabina desierta un debilísimo aroma de perfume. Habría pasado desapercibido si no hubiese estado tan fuera de lugar.
La mesa no estaba puesta, como en el Mary Celeste, pero había dos jarros y uno de ellos todavía estaba lleno de café. Cuando el viejo y endurecido piloto se acercó y puso la mano sobre la cafetera que descansaba sobre el infierno, la sintió tibia. Había habido alguien aquí, menos de una hora antes.
Fue hacia la mesilla donde estaban las cartas de navegación y abrió lo que tomó por el libro de bitácora, revisando apresuradamente la última página que contenía anotaciones. La estudió un momento y luego meneó la cabeza. En cuarenta años de navegación nunca había visto una anotación como ésa. "



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