Un poema para León Baum "En el humo de Barcelona en el fuego de Triana detrás de la montaña, se acuesta una luna sangrienta. Madrid está enfurecido y entrega lo mejor de sí frente a las bombas italianas, y los explosivos que le envía Berlín. El campesino abandona su labor, el forjador su martillo, todos marchan en la noche para defender Madrid. Debe batirse contra los moros a vida o muerte. Rojos navíos le ayudan, llenos de amor y pan. Ebrias saltan las bombas, y se oscurece el sol. Cerca de la sangre de Federico está la sangre de León Baum. Él ha venido desde el tumultuoso París Él ha entregado Su rojo y joven corazón. El espíritu de la Comuna le ha acompañado. Segado por la muerte el sol le ha abrazado. En la lejanía se escucha un murmullo, con su mirada firme, un jovencito madrileño le llora en el campo. Con cada golpe de viento él regresa para vencer al enemigo. En sus ojos extinguidos Sigue el combate. León no será olvidado, como del día, es la luz, la victoria de Dolores, será su monumento En la batalla, en la más dura, el odio nunca será el cimiento. En los más lejanos países escuchan la voz de José Díaz. Desde las tinieblas se arrastra una fuerza con sables, con veneno, con el espíritu de Torquemada, que será aniquilado en la llama. Y tan importante demonio llorará bajo el plomo de Asturias y Toledo, que serán liberadas. El campesino de la vieja Castilla cantará su canción. Y sobre los muros de Madrid Ondeará la bandera roja de la primavera. " epdlp.com |