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Raphael (fragmento) "Cuando teníamos doce años, los cuatro ya éramos fantasmas, invisibles en la parte trasera de nuestras aulas, en la cafetería, en los mítines donde todas las chicas llevaban cintas espirituales que se suponía que los chicos debían comprar. Estaba Alex con la ropa heredada de su primo, su primo en sexto grado; Rodge, quien insistía en que la realidad únicamente estaba en su nombre; Melanie, escondida tras el pelo que su madre no le dejaba cortar; y yo con mi lista plastificada de alergias y el inhalador en el que mi madre había escrito mi número de teléfono con marcador negro. Tres chicos que sabían que no importaban y una chica de la que cada uno de nosotros se enamoraba todas las mañanas al primer timbre, viéndola correr por la hierba mojada para abrir las puertas de la escuela. “Somos los únicos que podemos verla”, me dijo Rodge una vez, viendo correr a Melanie. Asentí y Alex penetró dentro del aula. Cuando Melanie irrumpió por las puertas, ambos fingimos no haberla estado observando. Era cierto que éramos los únicos que podíamos vernos. Y había un poder en ello. Nos permitió vivir en un espacio donde nadie podía ver lo que hacíamos. Las reglas no se aplicaban a nosotros. Tal vez se suponía que esa era la libertad equilibraba, nuestra invisibilidad de alguna manera. El mundo tratando de compensar lo que no nos había dado. Lo usamos así, de todos modos, no como si fuera un regalo, sino como si fuera algo que merecíamos, algo que íbamos a demostrar que era nuestro usándolo todo, empujándolo más y más lejos, desafiándonos a fallar. O tal vez lo presionábamos solo porque ya nos habían defraudado tantas veces que no tuvimos más remedio que desconfiar de nuestra invisibilidad, de nuestra amistad. Cualquier cosa tan buena, después de todo lo demás, tenía que ser la del comienzo de una broma complicada. Estábamos esperando la broma. Al empujar lo que teníamos más y más cada día, probándonos unos a otros, tal vez incluso estábamos tratando de avanzar rápidamente a esa burla. " epdlp.com |