Algún día este dolor te será útil (fragmento)Peter Cameron
Algún día este dolor te será útil (fragmento)

"El espacio canino es una zona del parque totalmente vallada, de manera que una vez has cruzado las dos puertas, que no deben estar abiertas simultáneamente bajo pena de muerte, puedes quitarle la correa a tu perro y dejarlo retozar con sus iguales. Cuando llegué, hacia las cuatro de la tarde, había muy poca gente. Quienes no tienen un trabajo y frecuentan el espacio canino durante el día ya se habían marchado y quienes sí tienen un trabajo aún no habían llegado. Había unos pocos paseadores de perros, con un surtido abigarrado de animales, ninguno de los cuales parecía tener ganas de retozar. Miró emprendió el trote hacia nuestro banco favorito, que por suerte a aquella hora estaba a la sombra, y subió a él de un brinco. Me senté a su lado, pero él volvió la cabeza y no me hizo caso. En la intimidad del hogar, Miró es un animal muy afectuoso, pero en público se comporta como un adolescente que no muestra ningún interés por el afecto de su padre. Supongo que teme que eso afee su pose de perro que se considera humano.
En el espacio canino se respira una camaradería que yo detesto. Esa especie de petulante simpatía que comparten los dueños de perros y que, según ellos, les da derecho a relacionarse. Si me sentara en un banco del parque nadie me abordaría, pero al parecer en el espacio para perros estás en un extraño planeta lejano y amistoso. «Oh, ¿es un caniche gigante?», «¿Es macho o hembra?» o cualquier otra pregunta estúpida. Por suerte los paseadores de perros, como profesionales que son, solo hablan entre ellos, de la misma manera que, como he observado, las niñeras y las madres nunca se relacionan en el parque infantil, sino que, como los paseadores y los propietarios de perros, solo se acercan a las personas de su clase. En definitiva, nadie nos molestó a Miró y a mí. Después de observar un momento a los demás perros, suspiró y se tendió lentamente en el banco, empujándome un poco con las patas traseras a fin de tener espacio para estirarse, pero como yo me negué a moverme, se vio obligado a dejar la cabeza colgando sobre el extremo del banco. Y lo hizo de una manera que daba a entender que era muy difícil ser perro. "



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