Tierras de sangre (fragmento)Timothy Snyder
Tierras de sangre (fragmento)

"–¡Ahora viviremos!
El muchacho hambriento solía repetir la frase mientras caminaba por la cuneta silenciosa y por los campos vacíos.
Pero la comida que veía sólo estaba en su imaginación, porque se habían llevado todo el trigo en la despiadada campaña de requisas que abrió la era de los asesinatos masivos en Europa. Era el año 1933, y Iósif Stalin estaba matando de hambre a la Ucrania soviética. El muchacho murió, igual que otros tres millones de personas.
–Me reuniré con ella bajo tierra –decía un joven soviético, refiriéndose a su esposa.
Tenía razón: le dispararon después que a ella, y los enterraron juntos, entre las setecientas mil víctimas del Gran Terror estalinista de 1937 y 1938. «Me han pedido el anillo de matrimonio, y yo…» El oficial polaco interrumpió su diario justo antes de ser ejecutado por la policía secreta soviética en 1940. Era uno de los aproximadamente doscientos mil ciudadanos polacos muertos por los soviéticos o por los alemanes al principio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi y la Unión Soviética ocuparon conjuntamente su país. Más adelante, en 1941, en Leningrado, una niña rusa de once años terminaba su diario: «Sólo queda Tania.» Adolf Hitler había traicionado a Stalin, los alemanes habían sitiado la ciudad, y la familia de la niña se encontraba entre los cuatro millones de ciudadanos soviéticos a los que los germanos mataron de hambre. El verano siguiente, en Bielorrusia, una niña judía de doce años escribía su última carta a su padre: «Te digo adiós antes de morir. Me da miedo la muerte, porque arrojan vivos a los niños a las zanjas.» La niña era una de los más de cinco millones de judíos que fueron gaseados o pasados por las armas por los alemanes. "



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