El resto de la vida (fragmento)Zeruya Shalev
El resto de la vida (fragmento)

"¿Habrá crecido la habitación o es ella la que ha encogido? Y eso que es la habitación más pequeña de un diminuto piso que cabría en la palma de la mano, aunque ahora que permanece ahí acostada en la cama de la noche a la mañana, se diría que el cuarto ha aumentado de tamaño, que necesitaría cientos de pasos para llegar a la ventana, infinitas horas, y quién sabe si ni siquiera le bastaría toda la vida para conseguirlo. Es decir, el resto de su vida, la recta final del corte de tiempo que le fue asignado al inicio y que ahora se le antoja absurdamente eterna, porque precisamente por ser tan estática parece que va a alargarse sin fin. Y aunque si bien es verdad que ya está flaquísima y consumida, que es más ligera que un suspiro, tanto que se diría que cualquier brisa podría desprenderla de la cama, y que es tan sólo el peso de la manta lo que le impide levitar por la habitación, o que cualquier pequeño soplido podría romper la última hebra de hilo del carrete que la mantiene unida a la vida, falta quien vaya a soplar, porque ni siquiera hay quien se moleste en hacerlo en dirección a ella.
Sí, año tras año seguirá ahí acostada bajo la pesada manta, viendo cómo envejecen sus hijos y sus nietos se convierten en personas adultas. Con esa indiferencia llena de amargura la condenarán a vivir eternamente, porque ahora, de pronto, le parece que hasta para morirse hay que hacer un esfuerzo, que se necesita una especie de vitalidad por parte del futuro muerto o de su entorno, que es necesaria una atención personal, una agitación llena de preocupación, como la que se siente durante los preparativos de una fiesta de cumpleaños. Y para morir también es necesaria cierta cantidad de amor, y a ella ya no la aman lo suficiente; y puede que tampoco ella ame lo suficiente, ni siquiera para eso. "



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