Baho! (fragmento)Roland Rugero
Baho! (fragmento)

"Cuando los dedos luminosos del sol se posaron en los campos de Hariho, ya le dolía el cuello. Es innegable que las noches son frías en estos lugares. Esta mañana había bajado a ese hilo de agua para descansar, como un mosquito saciado después de una noche bombeando sangre desde el fondo de unas venas fatigadas y cansadas del mundo. Estaba tranquilo, rebosante de imágenes de la noche anterior y de los bocados que había tomado aquí y allá durante sus llamadas sociales.
En general, estaba bastante satisfecho consigo mismo, porque su hambre había sido aplacada. Eso es sabiduría misma, reflexionó. En la tranquilidad de la mañana, recordó las tardes de su infancia. Hacía mucho que se habían ido, al menos diez años. Las imágenes y los sonidos habían permanecido con él: la madera fresca, las hojas húmedas del plátano que cubrían los campos ubicados justo al lado de las colinas, los toros bramando su grandeza y las vacas reflejando la suave luz naranja del atardecer. Recordó la llegada de aquellas noches de infancia. Podía narrarlo como si las hubiera visto.
Cuando el sol se ponía, llegaba la tarde. Luego, las cortantes brisas frías que se agazapaban en las profundidades del valle subían a las colinas y rozaban las casas preparándose para la noche. Captaban el humo que salía de las chimeneas y luego, al pasar, saludaban a los jóvenes que regresaban a casa con cántaros de agua en la cabeza. "



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