Soneto "¡Ah! no me pregunten por qué suspiro... ¡Ah! no me pregunten por qué suspiro, que tengo ha poco una palabra oída que el alma en el cuerpo tiene desmayada y ha trastornado todos mis deseos. Paréceme sentir ya que la muerte lleva al fin, ¡desdicha!, mi pesada vida: fuera de esta tierra mi señora es ida y me ha dejado penas y torturas. Seco mi corazón, mis ojos desvalidos quedaron de su luz, oscuros, que no pueden mirar a otra mujer. Mas creyendo un poco consolarlos, ver les hago a menudo pórticos y muros de la calle en la que se enamoraron. -Traductor: J. Aulicino-" epdlp.com |