Ilusiones perdidas, un primer amor (fragmento)Mihail Kogalniceanu
Ilusiones perdidas, un primer amor (fragmento)

"Una tarde de invierno o de primavera, no puedo decírtelo, porque no soy astrónomo, pero sé que era en marzo, se reunió un pequeño grupo de jóvenes y señoritas. No hace falta decir que también hubo bellezas. Esta sociedad estaba en Iasi, en una calle cuyo nombre no os diré porque ni yo mismo lo sé. Se sabe geográfica y estadísticamente que la capital de Moldavia no tiene nada en común con las demás capitales bendecidas por Dios. Iași, ciudad famosa por el ferede turco, por las salchichas de Carigniani, por el agua de Pacurari, por la lengua alemana de Ratisbona y por los pasteles de la difunta Madame Dumisale, por las ruinas de Ypsilant, por las maravillosas muñecas que pueden verse de día todo el año, y desde Navidad y hasta finales de siglo y de noche, a través de una cervecería alemana, a través de la anchura y belleza de las calles, a través de una fábrica de figuras de yeso, a través de la arquitectura de sus burdeles y chozas, Iasi, el centro de la civilización, de la literatura y de la basura de Moldavia, tiene calles, pero ninguna con nombre, tiene ochenta mil cuerpos, pero ni siquiera diez almas, tiene puentes demasiado bellos y ni siquiera tiene un arroyo; porque, con toda la buena voluntad tengo que alabar todo lo que es país y de la patria, sin embargo la imparcialidad me impide llamar a los Bahlui otra especie que un mar o un pantano, ya sea según el tiempo o el tiempo, según la sequía o la humedad. "


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