Cómo perder un país (fragmento) Ece Temelkuran
Cómo perder un país (fragmento)

"Ver producirse un desastre ejerce un efecto sedante; como millones de personas en todo el país, estoy adormecida. A medida que nuestra sensación de impotencia crece junto con la desgracia, la cacofonía se transforma en una única sirena, un estribillo constante: «Ya no puedes hacer nada; es el fin.» Los informativos globales se suben al carro. Para el resto del mundo, los acontecimientos de la noche son como la escena inicial de un thriller político, pero en realidad constituyen el clímax, el desenlace. Ha sido una película larguísima y agotadora, insoportablemente dolorosa para aquellos de nosotros que nos hemos visto obligados a presenciarla o a participar en ella. Y recuerdo cómo empezó: con la llegada de un populista. De ahí que, mientras en la televisión los presentadores británicos y estadounidenses formulan apresuradas preguntas a los analistas presentes en los estudios, a mí me entran ganas de decir: «Cuando nuestra historia termina, la vuestra apenas está empezando.» Amanece un sombrío día.
Recuerdo el día exacto en el que vi amanecer por primera vez. Una mañana temprano me despertó el ruido de la radio a todo volumen en la sala de estar, y encontré a mis padres fumando un cigarrillo tras otro mientras escuchaban la proclamación de un golpe de Estado. Conforme el día clareaba, sus rostros se ensombrecían. Era el 12 de septiembre de 1980. Miré al cielo azul y me dije: «¡Vaya!, eso debe de ser lo que llaman el alba.» Tenía ocho años, y justo en aquel momento estallaba uno de los golpes militares más cruentos de la historia moderna. Mi madre lloraba en silencio, como haría con frecuencia durante varios años después de aquel amanecer. "



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