Irse (fragmento) "Me abandonas dos veces, entre una vez y otra pierdo un puente; me duelen las rodillas y los nudillos de la mano derecha; entre una vez y otra, escribo, lloro y te dejo. Me hago daño. Me enamoro. Vuelves. Te vas. Y veo en la palabra abandonar la palabra dar y la palabra mujer. (…) Me quedan veinte minutos para dejar este pueblo. Este horizonte. Abrazo a cada uno de los hombres y mujeres que he conocido. Me despido de los técnicos, de los actores. Vámonos ya, te digo. Entiendo ahora lo que siempre me contabas: acabar un rodaje. Me has explicado muchas veces los finales. Me queda despedirme de Pere, de su humilde casa, de ese rincón de rezos. Me’n vaig, Pere. Me coge las manos. Estem units, dice. Se queda ahí este hombre delgado que aún ayuna una vez por semana. Con su voz temblorosa pero firme atiende a una mujer que acaba de llegar, una mujer que lucha por los indígenas. A su lado esta Paulinho, el nuevo obispo. Lo miro, lo fotografío todo. La sonrisa de Pere, su valentía. Los árboles, las calles, el polvo y el privilegio de haber estado aquí. Camino por la calle roja con el calor y la emoción de las últimas cosas. También son las primeras. He venido con lo mío de allí y vuelvo con lo de aquí. Me despido de mi hija, que sigue haciendo su documental y mezclándose con las gentes de este pueblo. Se queda un mes más contigo. Ha sido bonito este viaje, te digo. Gracias. Nos abrazamos. Te quedas hasta que despega la avioneta. Miro la tierra, las casas de la tierra. Todo me parece tan de paso, tan de nadie. Los karajás cuando no hay comida ni más agua se van a otro lugar, emigran, son nómadas. Ahora que los han dejado fijos en un poblado, los que saben hablar portugués dicen: Estamos muito tristes. Escucho tus últimas palabras. Brasil. Nosotros. Mi inquietud. " epdlp.com |