Conexiones perdidas (fragmento)Johann Hari
Conexiones perdidas (fragmento)

"Irving, por el contrario, empezó a formularse una pregunta desconcertante. Si la depresión y la ansiedad eran fruto de un desequilibrio químico, y la función de los antidepresivos era corregir este desequilibrio, se imponía explicar una cuestión bien extraña que iba saliendo a su encuentro. Los medicamentos antidepresivos que aumentaban la producción de serotonina en el cerebro procuraban, durante las pruebas médicas, los mismos efectos modestos que aquellos medicamentos que reducían la producción de serotonina en el cerebro. Y procuraban los mismos efectos que aquellos medicamentos que aumentaban la producción de otra sustancia química, la norepinefrina. Y procuraban los mismos efectos que aquellos medicamentos que aumentaban la producción de otra sustancia química, la dopamina. En otras palabras, no importa la sustancia química con la que trastees, pues los resultados van a ser idénticos.
Así que Irving se preguntó: ¿qué tienen en común las personas que están ingiriendo medicamentos tan diferentes? Solo descubrió una cosa: el convencimiento de que los medicamentos funcionaban. Y en gran medida funcionan, sostiene Irving, por la misma razón que lo hace la varita de John Haygarth: porque crees que alguien vela por ti y te ofrece una solución.
Tras veinte años investigando este campo al más alto nivel, Irving ha llegado a la conclusión de que la noción de que la depresión es fruto de un desequilibrio en el cerebro no es más que «un accidente de la historia». Primero fue resultado de que un grupo de científicos malinterpretaran lo que estaban observando y luego de que las compañías farmacéuticas se lucraran vendiendo al mundo este error.
Es por esto, asegura Irving, que la principal explicación servida por nuestra cultura acerca de la depresión comienza a desmoronarse. La idea de que uno se encuentra fatal debido a un «desequilibrio químico» se construyó a partir de un conjunto de equivocaciones y errores. Ha estado más cerca de quedar desacreditada entre la comunidad científica, me contó, que ninguna otra teoría. Sus pedazos yacen en el suelo, al modo de un Humpty Dumpy neuroquímico provisto de una sonrisa muy triste. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com