El embalse 13 (fragmento)Jon McGregor
El embalse 13 (fragmento)

"En abril, cuando llegaron las primeras golondrinas, los excursionistas volvieron a los montes. Los oían hacer conjeturas en el aparcamiento, mientras cargaban mochilas. Hacia dónde se habría ido la niña, hasta dónde habría llegado. Hacia el norte, habría llegado a la autopista al anochecer. Hacia el este, habría topado con los embalses. Hacia el oeste, habría alcanzado las crestas, donde el brezo y la tierra se deshilachaban en el aire y la grava se precipitaba monte abajo. Con qué tiempo se habría encontrado. Y con ese calzado. Había tantos sitios por donde caerse... Cómo no la habían encontrado aún, ahora que los días eran más largos, el sol alcanzaba ya los últimos rincones del valle y los primeros helechos empezaban a desenroscarse en la tierra negra y fría al pie de los fresnos. Por las noches, en los noticiarios, se mostraban las mismas fotografías: una imagen aérea de la partida de búsqueda en el páramo; los buzos en el agua; cuando se llevaban a los padres del lugar; la fotografía de la niña. En la fotografía llevaba la misma ropa que en la descripción y tenía la cara en escorzo. Daba la sensación de que quisiera estar en otra parte, decía la gente. Los inspectores fueron a ver a la madre otra vez. A veces le hacían preguntas nuevas. En el colegio, antes de que llegaran los niños, la señorita Carter llenaba de agua unas jarras de aluminio del comedor y ponía en ellas ramas de sauce cargadas de brotes. En las huertas nacía el brócoli morado, los cogollos brotaban limpiamente, tan dulces al paladar que muy pocos llegarían a la época de cosecha. Se vieron peritos en el monte, alrededor de Stone Sisters. Corría el rumor de que trabajaban para una empresa de canteras. El baile anual de primavera estuvo a punto de suspenderse, pero Irene propuso que se celebrara en favor de una organización pro niños desaparecidos y nadie se opuso. Sally Fletcher se ofreció a colaborar después de que Irene la mirara fijamente el tiempo necesario. Los buzos se ataron las cuerdas de nuevo y se sumergieron en el embalse mientras las garzas reales sobrevolaban la falda del monte. Las hojas volvieron a los árboles. Una lluvia fina en forma de nubes de humo regaba los campos. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com