Los cuadernos de Andre Walter (fragmento) "Su belleza misma me helaba. Sentía por ella una especie de admiración, pero ni la más mínima sospecha de deseo. Llegaba a ella como un adorador sin ofrenda. A la inversa de Pigmalion, me parecía que en mis brazos la mujer se transformaba en estatua; o más bien es a mí a quien sentía de mármol. Caricias, provocación, nada hicieron: me quedé mudo, y la dejé no habiendo podido darle más que dinero. " epdlp.com |