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l’Eternel Jugurtha (fragmento) "Sé bien dónde me espera Yugurta: está en todas partes presente, en todas partes esquivo; nunca afirma quién es cuando se escapa. Siempre adopta el rostro de los demás, imitando a la perfección su lenguaje y su moral; pero de repente caen las máscaras que mejor se ajustan, y aquí nos enfrentamos a la primera máscara: el rostro desnudo de Yugurta; preocupado, agudo, desesperado. Es con él con quien tratas: hay dieciocho millones de Yugurtas, en la isla atormentada envuelta por el mar y el desierto, que llamamos Magreb. […] Nadie mejor que él es experto en vestir la librea de los demás: costumbres, lenguas, creencias, las adopta a su vez, las disfruta, las respira a gusto, se olvida de lo que es hasta no ser más que en lo que se ha convertido. Yugurta adopta todas las condiciones, se pone del lado de todos los conquistadores; hablaba púnico, latín, griego, árabe, español, italiano, francés, descuidando establecer su propia lengua mediante la escritura; adoptó, con la misma pasión intransigente, a todos los dioses. Entonces parecería que fue bastante fácil de conquistar. Pero en el mismo momento en que la conquista parecía completa, Yugurta, despertando en sí mismo, escapa de aquellos que se halagan con un firme control. Hablas con sus restos, con un simulacro, que te responde, todavía asiente a veces; pero el espíritu y el alma están en otra parte, irreductibles y sordos, llamados por una voz profunda, inexorable, y que el propio Yugurta creía extinguida para siempre. Regresa a su verdadera patria, donde entra por la puerta negra del rechazo. Tocamos aquí el carácter más profundo del genio africano, el misterio esencial de Yugurta, un polo interior impenetrable. Aquel que hasta entonces nunca había dejado de decir sí, de repente fracasa y se afirma en la negación y la herejía. Veo aquí una verdadera frontera de almas, una verdadera frontera espiritual." epdlp.com |