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El cura rural (fragmento) "La noche es negra como boca de lobo. Las doce o la una de la madrugada apunta fríamente el reloj, cuando golpes pesados y secos hacen temblar la puerta de la morada del cura, confundiéndose con la voz angustiosa que deja oír, llamando, su eco afligido. Y el cura, viejo o joven, abandona su lecho y corre veloz hasta la cabecera del enfermo, y ya ráfagas de consuelo y esperanza alumbran ahora el cuadro que poco antes sólo la muerte presidía. Y allí entre respiraciones roncas y fatigosas, oyendo sollozos y empapado en lágrimas, tiene el cura su puesto de honor. Nadie más que él derrama ambrosía sobre el corazón del moribundo; él y sólo él llena sus pulmones de brumas agónicas; él y sólo él disputa una presa que el demonio acecha, y lucha a brazo partido con el dolor, cargando con la mitad del sufrimiento; y siente horrible congoja cuando el espíritu del enfermo se dispone a caminar hacia los abismos de la eternidad, porque un escalofrío hondo y trágico corre todo su ser mientras sus labios se abren para dar paso a sentida plegaria. Ni aun aquí terminó su misión. Las miradas tristes y suplicantes de parientes y deudos clavan su corazón con frío de puñal. Ángel bienhechor, no abandona la fúnebre estancia sin haber mitigado tanta pena. " epdlp.com |