Cementerio de la Anunciación (fragmento)Tudor Arghezi
Cementerio de la Anunciación (fragmento)

"La luz es tan hermosa hoy, que su vasta y torrencial sonoridad arrastra al cementerio hacia un nuevo paisaje, que ya no se asemeja a la realidad. La tierra de los muertos adquiere la consistencia abstracta de una vista a través de un telescopio.
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Sin duda habrá una resurrección definitiva, pero mientras vivamos, no podrá tener lugar. La Iglesia sigue viva y organizada. Debe seguir celebrando misas, funerales, bautismos, unciones y bodas: su actividad no puede ser suprimida por lo que opine el fiscal. ¿Cómo podrían permanecer obispos, jerarcas, patriarcas e incluso el Papa, si los muertos pudieran resucitar sin su aprobación ni anuencia? ¿Podría admitirse una resurrección antes de que los santos sínodos sean informados por Aquel que los inspira? ¿A qué partida presupuestaria se acogería el clero cuando el Creador de todas las cosas, al provocar la resurrección de los muertos, suprimiera al mismo tiempo la jerarquía? ¿Podría el Señor quedarse sin órganos auxiliares? ¿Sería concebible una contradicción entre Dios y la Iglesia? ¿Debería Dios hacer algo contra el clero que se ha dedicado y consagrado a su nombre? ¡No! Si los muertos resucitaran, como cree el fiscal, significaría que la Iglesia no pertenece a Dios y que el Dios que la preserva con tanto esmero no es el suyo en realidad.
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El episcopado nunca había creído en la supuesta resurrección de los muertos, y la posibilidad de este acontecimiento verdaderamente increíble, en lugar de suscitar regocijo por el cumplimiento de las profecías, los enardecería y ofuscaría como si se tratara de una calamidad profesional. La idea de que algún día pudieran ser destituidos de su cargo y autoridad por Aquél en cuyo nombre habían ejercido un mandato, indignaría a los obispos y prelados, sospechando que el cumplimiento de una promesa hecha por Dios provenía en realidad del Diablo, y considerando que el Señor, al principio de los tiempos, habría inventado un juego de palabras para satisfacer sus necesidades, y que, en las páginas más serias y profundas de la Sagrada Escritura, habría bromeado."



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