La perla (fragmento)John Steinbeck
La perla (fragmento)

"Toda clase de gente empezó a interesarse por Kino —gente con cosas que vender y gente con favores que pedir—. Kino había encontrado la Perla del Mundo. La esencia de la perla se combinó con la esencia de los hombres y de la reacción precipitó un curioso residuo oscuro. Todo el mundo se sintió íntimamente ligado a la perla de Kino, y ésta entró a formar parte de los sueños, las especulaciones, los proyectos, los planes, los frutos, los deseos, las necesidades, las pasiones y los vicios de todos y de cada uno, y sólo una persona quedó al margen: Kino, con lo cual se convirtió en el enemigo común. (...) En la perla veía como iban vestidos: Juana con un chal muy tieso por lo nuevo y una nueva falda, bajo cuyo borde Kino podía ver unos zapatos. Todo estaba en la perla, que brillaba incesante con ricas imágenes de ensueño. Él también llevaba ropas nuevas, un sombrero mejor, no de paja sino de fieltro negro, y zapatos de ciudad. Y Coyotito llevaba un traje azul de marino estadounidense y una gorra blanca como Kino había visto una vez a bordo de un yate de recreo en el estuario. Todo esto estaba en la perla, y Kino siguió diciendo:
—Tendremos vestidos nuevos.
La música de la perla era ya en sus oídos como un coro de trompetas triunfales.
Luego fueron apareciendo en la centelleante superficie gris de la joya las cosas que Kino necesitaba: un arpón que sustituiría al perdido hacía un año, un arpón nuevo, de hierro, con una anilla al extremo de la barra; y su mente casi no podía atreverse a sonar tanto — un rifle —pero, ¿por qué no, siendo tan rico? Y Kino se vio en la perla con una carabina Winchester. Era el sueño más loco de su vida y el más agradable. Sus labios vacilaban antes de darle forma audible:
—Un rifle —declaró—. Puede que un rifle.
El rifle echaba abajo todas las barreras. Era una verdadera imposibilidad, y si podía pensar tranquilamente en ello, horizontes enteros se disgregaban y se veía libre de toda atadura. Porque se dice que los humanos no se satisfacen jamás, que se les da una cosa y siempre quieren algo más. Y se dice esto con erróneo desprecio, ya que es una de las mayores virtudes que tiene la especie y la que la hace superior a los animales que se dan por satisfechos con lo que tienen.
Los vecinos, apretujados y silenciosos dentro de la cabaña, asentían a sus declaraciones fantásticas. Un hombre murmuro:
—Un rifle. Tendrá un rifle.
La música de la perla ensordecía a Kino. Juana lo miro y sus ojos se admiraban de su valor y su fantasía. Una fuerza eléctrica le había invadido en el momento de descubrir la derrota de los horizontes. En la perla veía a Coyotito sentado en un pupitre del colegio como el que había visto una vez a través de una puerta entreabierta. Coyotito vestía chaqueta, cuello blanco y ancha corbata de seda. Más aún, Coyotito escribía sobre un gran trozo de papel. Kino miro a sus vecinos casi desafiador. "



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