Antonio y Cleopatra "Juntos, los dos contemplan desde altiva terraza a Egipto adormeciéndose bajo un cielo asfixiante, y hacia Sais y Bubastis corre el río gigante en torno al negro Delta que sus ondas rechaza. El invicto soldado, bajo la gran coraza, cautivo de un ensueño infantil y distante, siente contra su pecho cómo tiembla, anhelante, el cuerpo voluptuoso que estrechamente abraza. Ella desató al viento sus oscuros cabellos y le ofreció sus labios: de fugaces destellos una lluvia dorada sus ojos despedían. Inclinóse el ardiente Imperáter romano, y en esos grandes ojos vio un inmenso océano donde errantes galeras derrotadas huían. " epdlp.com |