El Gaviota (fragmento)José Díez Canseco
El Gaviota (fragmento)

"Los dieciséis años de Gaviota brincaban con una alegría bailarina. Hijo de un hospicio, de un azar, no tenía a quién rendir cuentas. No hubo afectos nunca. Fue siempre generoso con las hembras que su viveza de criollo le conquistaba y supo, siempre, hacerse respetar porque a golpes no hubo quien le pisara el poncho. Siempre fue así, absurdo, donjuanesco, generoso, y jamás, pero jamás, tiró un puñete sin razón ni lo recibió sin honor. Guapo y con esa viveza de los criollos, ágil y bueno, la vida le fue fácil por falta de prejuicios, que le llevaban hasta la alcahuetería, y sus generosidades rumbosas, que le hacían gastarse el producto de sus ventas en una ronda de pisco o media cerveza. Y ahora se iba ¡se iba! Irremisiblemente. Su viejo sueño de ser marinero, de vivir en intimidad con esos hombres que, en su imaginación, él aureolaba con un prestigio de guapezas, iba a realizarse. Vivir en el mar, luchar en el mar, rendir a las hembras lejanas de otras tierras, y gastarse sus soles en un capricho o en un rumbo. "


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