La fuga (fragmento)Gabriel Casaccia
La fuga (fragmento)

"Creyó oír de nuevo los pasos del centinela. Lo obsesionaba y torturaba ese recuerdo. Su vida estaba ya rota, herida para siempre por esa sensación infame del centinela pasando y repasando por delante de su puerta. Donde fuese lo perseguiría ese recuerdo hediondo. Le sería imposible vivir con ese recuerdo, porque la verdad es que hay recuerdos que corrompen toda una vida y a los cuales sólo se los puede borrar borrándose uno del mundo.
Y el capitán Almada sacó del bolsillo de su pantalón una lima, cuya punta la había ido afilando, y afilando, en esos tres años de prisión, hasta ponerla aguda como un alfiler. La llevaba consigo tal vez con la idea subconsciente de que llegaría este momento.
Creyó oír ruido detrás de la puerta. Posiblemente lo estarían esperando afuera para apresarlo nuevamente. Recordó que el diario decía que esperaban detenerlo de un momento a otro. Tenía que liberarse de esa persecución. Borrarla definitivamente con la punta de la lima. Se abrió la camisa. Sobre el pecho desnudo, en el sitio del corazón, apareció un pequeño círculo rojo. Lo miró asombrado. No recordaba haberlo visto antes. Podría ser que se lo hubiese dibujado en la prisión mientras afilaba pacientemente su lima, en todo ese tiempo que estuvo preso.
Se arrodilló, apoyó la punta de la lima en el centro del círculo rojo y sintió como la punta afinada penetraba lentamente en su carne, sin dolor, sin perder una gota de sangre, como si la lima no lo hiriese, como si en lugar de ser un hecho terrible fuera un juego.
Y de pronto comenzó a sonar desesperadamente el teléfono. El capitán Almada comprendió que era Olazábal que, angustiado por su preocupación de que encontrasen el uniforme, lo llamaba para avisarle que lo había quemado.
Como no tenía fuerzas para levantarse, extendió una mano en dirección del teléfono y, al querer agarrarlo, cayó de espaldas. Fue en ese momento que recordó que ese dibujo en el pecho no se lo pintó en la prisión, sino cuando niño, con la misma tinta roja con que hacía sus deberes de escolar un día en que jugando quiso saber el sitio en que tenía el corazón. "



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