Ana de las cinco villas (fragmento)Arnold Bennett
Ana de las cinco villas (fragmento)

"Por aquel tiempo Ana no estaba viendo mucho a Henry Mynors. A los veinte un hombre está loco de amor, y así, tal vez, a los cincuenta, un hombre de edad madura enamorado de una jovencita es capaz de locuras sublimes. Pero el hombre de treinta que ama por primera vez es usualmente encarnación de la discreción cautelosa. El no se enamora de forma violenta, sino que se deja caer suavemente, continuamente probando la cuerda que lo mece. Su valor social, especialmente si ha logrado un éxito reconocido, se encuentra en lo máximo, y sin consentirlo, él está al tanto de esto. Había perdido muchas ilusiones sobre las mujeres; había visto a más de un amigo arruinarse en el mar de un matrimonio absurdo; conocía el deleite de la libertad del soltero, sin cansarse de ella; intuía riesgos donde la juventud sólo percibe éxtasis, y el hombre maduro era sólo una feliz liberación de la soledad. En lugar de buscar, él era buscado; por lo tanto era egoísta y estricto. Todas estas cosas combinadas le calmaban la pasión de los treinta. Mynors estaba enamorado de Ana, y su amor tenía sus momentos apasionados aunque principalmente era un afecto adormecido, un cariño que caminaba sobriamente, con los ojos abiertos, cuidadoso de su dignidad, demasiado orgulloso para parecer angustiado. "


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