Hijo del salitre (fragmento)Volodia Teitelboim
Hijo del salitre (fragmento)

"Pasaron por las oficinas, sintiéndose dueños del universo, obsesionados por la idea fija de terminar esta vez con sus desdichas. Avanzaban con la sensación de formar una especie de ejército libertador, que va a pie y sin armas por el desierto. La columna tocó primero la pequeñita San Agustín y en seguida La Iquique, también a medio levantar.
El administrador de San Agustín salió a encontrarlos a la huella con cara de susto, y les dijo:
-Hombres, no me vengan con maromas . Yo estoy llano a parar la oficina. Sólo les pido que no me hagan ningún estropicio.
-!No somos bandidos; somos huelguistas! -respondió por todos el calichero Ruiz.
Y el grupo siguió por el desierto, creciendo como torrente embriagador. Cruzaron las llanuras quemadas. Soplaba desde el océano, atravesando con su filo los cerros de la costa y llamándolas hacia el mar, un viento fuerte. Algunos empezaron a sentir sed. Sólo encontraban agua salobre, rocas jaspeadas, riscos resecos, algún solitario pimiento, una que otra formación de gramíneas en las arenas. Nunca el desierto de Atacama les pareció más vasto. Podían siquiera topar con un cintillo de agua, donde refrescarse la garganta y los pies. Más allá corría subterránea, mezquina, sin darse a los ojos ni a la boca de los hombres. "



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