La abeja Maya (fragmento)Waldemar Bonsels
La abeja Maya (fragmento)

"Pero la pequeña Maya ya no escuchaba. Estaba como embriagada de alegría, de sol y de alegría de vivir. Se sentía como si resbalara con la rapidez de una flecha por un mar de reluciente luz verde en dirección a una maravilla cada vez mayor. Las flores de colores parecían llamarla, los serenos paisajes lejanos, llenos de luz, la atraían hacia sí, y el azul del cielo bendecía el júbilo de su juvenil vuelo. «Nada volverá nunca a ser tan hermoso como hoy —pensaba—, no puedo regresar, no puedo pensar en otra cosa más que en el sol».
Por debajo de ella se sucedían imágenes multicolores, la apacible campiña se extendía en medio de la luz, lentamente, en toda su amplitud. «El sol debe de ser todo de oro», pensó la pequeña abeja.
Cuando llegó a un gran jardín que parecía descansar en medio de cerezos, acerolos y lilas, se dejó caer, completamente agotada. Cayó sobre un arriate de tulipanes rojos y se agarró a una de las flores más grandes, se apretó contra la pared de flores, respiró profundamente, rebosante de felicidad, y miró por encima de los brillantes bordes de la flor hacia el radiante cielo azul.
—¡Oh! El ancho mundo es mil veces más hermoso —exclamó— que la oscura ciudad de las abejas. Nunca regresaré allí ni para llevar miel ni para hacer cera. ¡Oh, no! No lo haré jamás. Quiero ver y conocer el mundo de las flores, yo no soy como las otras abejas, mi corazón está hecho para la alegría y las sorpresas, para las emociones y las aventuras. No temeré ningún peligro, ¿acaso no tengo fuerza y valor y un aguijón?
Jamás volveré a la colmena, para llevar miel o preparar cera. Quiero recorrer el mundo. Yo no soy como las otras abejas; mi corazón está hecho para la alegría y las sorpresas, para las emociones y las aventuras. No me atemoriza ningún peligro. ¿Acaso no tengo fuerza, valor y un aguijón? ¡Es delicioso vivir! "



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