Los pensamientos matinales sobre la grandeza de Dios "Ya la hermosa luminaria Extendió su brillo sobre la tierra Y reveló las obras Divinas. ¡O, espíritu mío, con alegría escucha! Maravillado por tan claros rayos, ¡Represéntate, como es Creador Mismo! Si para los mortales tan alto Sería posible volar, Para acercándose al sol Nuestro ojo perecedero pueda ver: Entonces, de todos lados se abriría Un océano eternamente ardiente. Allí olas de fuego se precipitan Y no encuentran costas; Allí olas de fuego giran Contendiendo muchos siglos; Allí las piedras hierven como agua; Las lluvias ardientes hacen ruido. Esta magnitud ardiente Es como solo un destello ante Ti; ¡O, cuan preclara lámpara Está prendida por Ti, o Dios, Para nuestros trabajos cotidianos, Que Tú nos ordenaste hacer! De la lúgubre noche se liberaron Campos, colinas, mares y bosque Y se abrieron a nuestra mirada Plenos de Tus milagros. Allí clama toda carne: ¡Grande es nuestro Creador, el Señor! La luminaria diurna brilla Solo sobre la superficie de los cuerpos; Pero Tu mirada traspasa el abismo, No conociendo límites ningunos. Desde la luminosidad de Tus ojos Se vierte la alegría para toda creación. ¡Creador! A mí, cubierto de tinieblas, Extiende rayos de sabiduría – Y lo que es deseable ante Ti Siempre hacer enseña Y, viendo a Tu creación, Alabar a Ti, ¡o Rey inmortal! " epdlp.com |