Los pensamientos matinales sobre la grandeza de DiosMijaíl Lomonósov
Los pensamientos matinales sobre la grandeza de Dios

"Ya la hermosa luminaria
Extendió su brillo sobre la tierra
Y reveló las obras Divinas.
¡O, espíritu mío, con alegría escucha!
Maravillado por tan claros rayos,
¡Represéntate, como es Creador Mismo!
Si para los mortales tan alto
Sería posible volar,
Para acercándose al sol
Nuestro ojo perecedero pueda ver:
Entonces, de todos lados se abriría
Un océano eternamente ardiente.
Allí olas de fuego se precipitan
Y no encuentran costas;
Allí olas de fuego giran
Contendiendo muchos siglos;
Allí las piedras hierven como agua;
Las lluvias ardientes hacen ruido.
Esta magnitud ardiente
Es como solo un destello ante Ti;
¡O, cuan preclara lámpara
Está prendida por Ti, o Dios,
Para nuestros trabajos cotidianos,
Que Tú nos ordenaste hacer!
De la lúgubre noche se liberaron
Campos, colinas, mares y bosque
Y se abrieron a nuestra mirada
Plenos de Tus milagros.
Allí clama toda carne:
¡Grande es nuestro Creador, el Señor!
La luminaria diurna brilla
Solo sobre la superficie de los cuerpos;
Pero Tu mirada traspasa el abismo,
No conociendo límites ningunos.
Desde la luminosidad de Tus ojos
Se vierte la alegría para toda creación.
¡Creador! A mí, cubierto de tinieblas,
Extiende rayos de sabiduría –
Y lo que es deseable ante Ti
Siempre hacer enseña
Y, viendo a Tu creación,
Alabar a Ti, ¡o Rey inmortal! "



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