De mala raza (fragmento) "Acto Primero. Escena III Dichos y ADELINA, por el fondo. VISITACIÓN.-Ven aquí, hija mía. (Con mucho cariño.) ADELINA. -¿Me llamaban ustedes? (Con timidez.) VISITACIÓN.-Sí, querida; ven, acércate. ADELINA.-Buenas tardes, don Prudencio. PRUDENCIO.-Muy buenas, Adela. NICOMEDES.-Siéntate aquí, a nuestro lado. VISITACIÓN.-Entre los dos. (ADELINA se sienta entre DON NICOMEDES y VISITACIÓN.) ¡Qué cara tan risueña traes! ¡Tan animada! ¡Tus mejillas son dos rosas! ADELINA.-Estaba en el jardín.... y el calor... VISITACIÓN. -¿Te paseabas? ADELINA.-Sí, señora. VISITACIÓN. -¿Solita, como siempre? ¿Meditando? ¿Allá con tus fantasías? ADELINA.-No, señora. VISITACIÓN. -¿No meditabas? ADELINA. -¡Yo! ¿En qué había de meditar? (Algo asustada.) NICOMEDES.-No te apures; si no te vamos a reñirte. ADELINA. -¡El jardín estaba tan hermoso! NICOMEDES. -¿Te gusta la soledad? ADELINA.-A veces..., sí..., mucho. Pero también me gusta estar con ustedes, que son tan buenos para mí. (A DON NICOMEDES y VISITACIÓN.) VISITACIÓN. -¿Lo estás oyendo, Anselmo? ¡Que tan buenos somos para ella! ANSELMO.-Sigue, sigue, que ya veo que tienes buen pulso para cirujano. VISITACIÓN.-Es decir, ¿que estabas a tus solas en el jardín? ADELINA.-No; sola, no. VISITACIÓN.-Pues ¿con quién, hija mía? (Pausa.) Responde, hija; no seas tan encogida. ADELINA.-Con Carlos. ANSELMO. -¿Eh? ¿Con mi hijo? ADELINA.-Sí, señor. Bajé sin saber que iba a encontrarle..., pero le encontré..., y luego paseamos juntos..., como otras veces. ANSELMO. - (Aparte.) ¡Diablo! VISITACIÓN.-Oye, hermano, ¿quieres tú explicarle el asunto...? Porque yo..., la verdad, me da mucha pena. (Con cierta sorna en la primera parte.) ANSELMO. -¿Yo?... ¡Bah!.. Eso es cuenta tuya. ADELINA. - (Muy alarmada.) ¡No comprendo! ¿Ocurre algo?... ¿Quizá una desgracia?... VISITACIÓN.-No, por cierto. ¿Desgracia? Ninguna. ADELINA.-Hablan ustedes de penas..., y yo..., la verdad..., creí... VISITACIÓN.-Penas, sí. Tenemos mucha pena. Vamos Paquita, explícale tú... Ella te quiere mucho.... y en tus labios, la vez de la razón... ¿No es verdad, don Prudencio? PRUDENCIO.-Ciertamente, la voz de la razón... ¡Gran voz! ADELINA. -¡Ay Dios mío! ¡Algo ocurre! ¡Me miran ustedes de un modo! ¡Vamos, Paquita, la verdad! PAQUITA.-Pero yo.... ¿cómo he de decirle? Mira, Adelina, yo siento muchísimo separarme de ti. ADELINA. - (Sin poder contenerse.) ¡Ah!... ¡Se va usted!... ¿Y don Anselmo también,? ¿Y también Carlos? VISITACIÓN. - (Con malicia.) ¡Anda, anda! Ya se fueron aquellas rosas que trajiste. Al jardín se han vuelto. NICOMEDES. - (Aparte.) A buscar a Carlos. VISITACIÓN.-Sí, Paquita y Anselmo nos dejan; pero se queda su hijo. ADELINA. - (Sonriendo; ya le pasó la tristeza.) ¡Ah!... Conque ustedes... ¡Tan pronto! PAQUITA.-Dentro de tres o cuatro días. PRUDENCIO.-Más rápida es, o, mejor dicho, más próxima está mi marcha, querida Adelina. ADELINA. - (Con toda la indiferencia que permite la cortesía.) ¿Sí? PRUDENCIO.-Yo parto ahora mismo. ADELINA. - (Como antes.) Ya... Cuánto lo siento... Pues nada, don Prudencio... Feliz viaje. VISITACIÓN.-No, Adelina; de don Prudencio es inútil que te despidas. ADELINA. -¿Por qué?... ¿Pues no dice que ahora mismo? VISITACIÓN.-Sí..., pero tú... NICOMEDES.-Tú, hija mía... ADELINA. -¿Qué? VISITACIÓN.-Tú.... ¿sabes, monina?... Tú acompañas a don Prudencio. ADELINA. - (Sin comprender todavía.) ¿Hasta dónde? VISITACIÓN.-Hasta que encontréis a Juana, a quien ya hemos anunciado tu viaje. ADELINA. - (Muy acongojada.) Pero ¿cómo?... ¿Voy a separarme de ustedes?... ¿Y ahora?... Dios mío, ¿por qué? VISITACIÓN. - (Con severidad.) Vamos, vamos... Una niña bien educada no pregunta ni a sus padres ni a sus bienhechores los motivos que tengan para resolver en este o en aquel sentido. ¡Vaya! NICOMEDES. - (Con cierta dureza.) Se trata de tu bien, de tu porvenir; en fin, lo hemos resuelto. ADELINA. -¡Ay madre mía!... Ya lo veo claramente: están ustedes enfadados conmigo... Pero ¿qué hice?... ¡Yo no sé!... ¡Yo no adivino!... VISITACIÓN. - (Aparte, a ADELINA, con severidad.) Mira que hay gente extraña; modérate. PRUDENCIO. - (A parte, a DON ANSELMO.) Estas escenas de familia hay que abandonarlas a sí mismas, ¿eh? (En voz alta.) Pues yo..., si ustedes me lo permiten, voy a despedirme de Carlos. Entre tanto..., ustedes resuelven. VISITACIÓN.-Sí, vaya usted. En el jardín ha dicho Adelina que estaba. PRUDENCIO.-Unos instantes no más..., y al punto soy de ustedes... (Aparte.) ¡Oh, esta niña..., esta niña! " epdlp.com |