Florante y Laura (fragmento) "Érase un sombrío, melancólico bosque, maraña sin intersticios de espinoso bejuco; donde con harta fatiga pugnaban los rayos de Febo por visitar su interior de sobejana espesura. Gigantescos árboles daban allí tan sólo apesaramientos, congojas y tristura; canto todavía de las aves ponía espanto al ánimo más sereno y regocijado. Cuantas yedras sarmentosas se enredaban en las ramas, iban armadas de púas; y las frutas, afelpadas, picaban al que se acercaba y las tocaba. Las flores de los enhiestos árboles, paramentos salientes de las hojas, eran negras y armonizaban con el olor que producía vértigos. En su mayoría cipreses y bajunas higueras, cuya sombra abochornaba, sin frutos y de anchas hojas que oscurecían el interior del bosque. Todavía, los animales que aquí pululaban eran en su mayoría serpientes y basiliscos en abundancia, hienas y tigres carnívoros, que así devoraban al hombre como a los de su especie que vencían. " epdlp.com |